viernes, 24 de julio de 2009

Letras muertas. Frases asesinas.


Hace 30 años exactos X era torturada por tres soldaditos de papel carbónico, que amparados por el circunstancial poder que les daba una directiva ambigua: hagan lo que quieran pero que hable, daban rienda suelta a sus instintos más monstruosos. Una noche cada dos, la violaban bajo la mirada atenta del sacerdote castrense que les daba “apoyo moral”, mientras tirado en el suelo sucio y húmedo, yacía Y, el novio de X. Que obligado a observar todo, se moría lentamente. X e Y esperaban un hijo, que debía nacer en seis meses, pero ese pequeño y frágil ser nunca conocería la luz solar, ni caminaría descalzo por la arena caliente del verano, ni diría ni una primera, ni una última palabra. Frases asesinas. Moriría en el vientre desfigurado por los golpes, las picanas y las vejaciones, de su madre. X en tiempos lejanos, cuando solo era una joven, estudiaba medicina, desde entonces habían pasado tres largos y abismales meses. A la fuerza creció, maduró, y terminaría por pudrirse prematuramente en el fondo del río justo frente a las costas de su hogar paterno en Vicente López. Frases asesinas. Y, hace 30 años tenía 20, y justo antes que lo “chuparan” se preparaba para rendir dos finales que debía de abogacía. Ambos estaban anotados en la agenda de Z, su compañero de secundaria que a esas alturas había conseguido escaparse a Montevideo, igual no iba a llegar muy lejos, lo reconocerían cuando estaba a punto de tomar un vuelo a Madrid, y ahí moriría con tres balazos en la espalda disparados por un primo segundo uruguayo de uno de los soldaditos de papel carbónico que creía haberse enamorado de X. Si se le puede llamar amor a la obsesión crónica que lo impulsaba a llevársela una noche cada tres, cuando le tocaba vigilar el segundo subsuelo, al cuarto vacío del fondo, donde pretendía que ella lo besara y correspondiera a su amor. X había perdido todo deseo de vivir, la pelea entre las pulsiones de vida y muerte ya tenía un ganador, y este soldadito imberbe, confundía indiferencia con afecto. Y, murió deshidratado en una celda oscura contigua al cuarto en el que X contenía su último llanto. Frases asesinas. Esa noche “se les fue la mano” y sin siquiera imaginarlo, dejaron que X descanse muy lejos de ese infierno. X, Y, Z son sólo letras muertas en la historia de un abecedario atroz que no se enseña en ninguna clase de lengua.
Los tres soldaditos de la obediencia debida andan por ahí, manejando taxis, gritando en cuarteles, baldeando veredas de edificios de la gente decente, con la impunidad que les da el anonimato y la libertad que les otorga el olvido.
Letras muertas en el abecedario, letras muertas en las noticias de los diarios, letras muertas en las leyes de la democracia formal capitalista, letras muertas en los libros de historias, letras que no están ni vivas ni muertas, están desaparecidas.

3 comentarios:

  1. Hace 30 años yo tenía 13 ... por ende me toca muy de cerca este texto, por la cantidad de seres queridos amigos de mis viejos y por todos los 30.000 desaparecidos que sufrieron todo tipo de vejamenes y atropellos, un allanamiento sufrido en mi casa cuando sólo yo tenía 10 años.. etc etc nunca perderé la MEMORIA ... pero hoy tenemos la posibilidad de decir y crear desde este y muchos lugares otra historia.. no nos quedemos en la angustia y hagámoslo por nosotros y por ellos ... las herramientas que hoy por hoy tenemos son muchas, las veamos y aprovechemos. Y comencemos a escribir "frases que tengan mucha VIDA".

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  2. No sé si será por la vunerabilidad del momento pero calaste hondo esta vez...hasta el hueso...

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  3. No hay remedio para la muerte.Indispensable la memoria, pero no suficiente para horrores que no deben repetirse... JAMÁS!! Como siempre, querido Vestidos de Ciudad, me diste una cachetada cuando estaba desprevenida... por eso, porque me hacés volver... te quiero. Susi.-

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