jueves, 23 de julio de 2009

Capital.

No puedo hablarte, estoy mudo. No podés acercarte, estás paralizado. No puedo tocar, primero tengo que comprar. No puedo comprar, primero tengo que comer. No puedo comer, primero tengo que tener.

No puedo tener, porque vos lo tenés primero. No puedo explicarte que no tengo, porque no se hablar. No puedo hablar, porque primero tengo que saber. No puedo saber, porque primero tengo que aprender. No puedo aprender, porque primero tengo que comer. No puedo comer, porque primero tengo que tener. No puedo tener, porque vos no me lo prestás. No puedo prestar, porque no es mío. No es mío porque no hay nada de todos, o es tuyo o es mío. No es mío porque no aprendí nunca a reclamarlo. No puedo reclamar, porque no es mío. Y no es mío, porque no nací en tu cuerpo. No nací en tu cuerpo, porque nadie nace en el cuerpo ajeno. Lo ajeno no me pertenece, no quiero robar, porque voy preso.
No voy preso porque soy esto, sino, porque no soy vos. Si fuera vos no iría preso, sería el dueño de la cárcel. No soy la cárcel porque no es humana, como ninguna propiedad lo es. No soy, porque no es quien no tiene conciencia de lo que es. No soy, porque no tengo derechos sobre ninguna propiedad, ni siquiera mi cuerpo. No soy un cuerpo, porque soy una idea. No soy una idea, porque estoy hecho de materia. No soy materia porque no tengo con qué comprarla. No compro, porque un cuerpo no está en venta. “Todo está en venta”. Perdón, pero…entonces ¿qué soy?

No hay comentarios:

Publicar un comentario