Todo el tiempo te preguntás por qué te va tan mal. En los
laburos, en las relaciones, en la vida en general.
Con sarcasmo y pretendida originalidad comentás en las
redes.
Te esforzás por tener una voz. Por ser vos alguien
interesante.
Sos pesimista e irónic@. Odiás a todos. Te odiás a vos.
Mentís mucho. Y a veces sos masoquista y un poquito sincera.
No te casás con nada ni nadie. Esa tibieza (para vos y para
algún que otro ignorante superlight), es la base de tu inteligencia.
Tu instinto de supervivencia te dio una especie de carisma
devaluado.
Sos cieg@ en el país de los rengos, pero no sos ni lerd@, ni
perezos@.
Con aire de denuncia contás a todos lo mal que te trataron
en la vida. Te trataron, otros.
Tu papi violento, tu mami ausente, tu novi@ celoso, tu amig@
envidiosa, tu jefe garca y pelotudo. Ellos.
Y das lástima para pertenecer. Y das tristeza por
referencia.
No entendés demasiado sobre nada, pero hablás de todo. Y descargás
tu ira y malestar estructural.
Nunca aprendiste a pensar, pero ponés “pienso” en todas tus
frases.
Si alguien te corrige o te dice que estás equivocad@ lo
bloqueás en FB pero antes decís que te debe plata o te fajó en navidad.
Te encanta regurgitar con los derechos de la mujer pero sos
una mina hipermachista y/o un pibe soslayadamente golpeador.
Escribís preámbulos sobre las injusticias sociales, los
marginados, la pobreza pero en cada pequeña instancia que podés cagás al
estado, al vecino o a tu abuela.
Odiás los vicios, salís a correr, madrugás siempre y después
te llenás el buche de pastillitas permitidas.
Amás los vicios, hacés un altar de todo lo dañino e ilegal,
pero al fernet lo hacés con coca light.
Sos un/a filósof@ tremendo, super peligroso, con la palabra
justa, el ejemplo perfecto, el gesto desestabilizador, pero te ruborizás si
alguien te pregunta tu desorientación política.
Puro filo en la lengua. Pura lengua en la reflexión. Purista
cuando todo es relativo. Esencialista cuando todo es proceso. Puro Inconsciente
en el consultorio de Sigmund y Jacques.
Sos la mugre de este basurero.
Pero tan encantador/a como un bebito en publicidad de
pañales.
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