martes, 8 de febrero de 2011
Conocer. Con o ser.
Con mucha sinceridad al decirle a alguien lo que cada tanto merecemos escuchar.
con miles de ideas, errando y buscando, entendiendo que la razón es un invento para anular a otro.
con dudas, siempre dudas, aun en lo más claro, disfrutar de esa claridad, pero no dar nada ni nadie por sentado (ni sentido).
con disfrute de teclas que crean palabras que traducen pulsiones, intentando que no se enreden las frases con las reglas sintácticas.
con hermosa sorpresa cuando mi compañero escribe a máquina con cadencia de grillos.
con muchísima tranquilidad, cada noche con mayor concierto de estrellas y silencio.
con credulidad, con inocencia y juventud que no puede ser acorralada por miedos a perder algo o alguien.
con lunes libres que hagan al domingo un día hermoso y no un umbral a la tumba de lo que no queremos ser.
con libertad y camas compartidas con la mujer que queremos, la más cercana a nuestro deseo imaginario.
con tiempo para crear y reflexionar, no ya en cómo escapar al tormento sino en disfrutar de la tormenta y la hoja que baila en el aire que no nos pertenece.
con carnavales para accionar y moverse y no para observar quietitos y pasivos como otro baila nuestras canciones. Transpirar, sentir nuestro cuerpo, desbaratar el nudo de la inercia.
Con conciencia de nuestras inmensas posibilidades de cambiar lo injusto.
Con conciencia de los barrotes que tenemos que limar despacito para salir y hacer salir a nuestros hermanos con menos fuerzas.
Con claridad para decir sin ofender, para gritar sin aturdir.
Con las voces que cuenten de manera sabia, lo contrario a la voz de mando que hoy cuenta la historia cínicamente.
Con paz, pero con firmeza.
Con amor, pero con impulso ferreo para revolucionar lo contruído con odio y mezquindad.
Con contenido sin contener nada, con forma también, para evitar confusiones e interferencias.
Con diálogos de intercambio, con seguridad y sin fianzas que reformen un cosito para no cambiar lo sustancial.
Confianza en el instante para dar el primer beso y no guardar para otra vida nadar en el torrente que busca el mar.
Con seguridad, con música, con la silla de casa en la terraza y la vereda compartidas. Sin agarrar del brazo a nadie, sin amarrar momentos, sin miedo a perder la propiedad que nunca fue nuestra. Con certeza de que nada, ni nadie es de otro nadie, porque el chiste no está en tener sino en ser y estar.
Con llegadas, con abrazos y con vos. Ese ser que concebimos al imaginar los posibles o irreales "con".
Con honestidad, con autocrítica, con grillos, con pulmones preparados para cantar y conectar.
Con fe, y siempre jugando todo a decir y a hacer, confesar para que el otro sea también libre, sepa lo necesario para poder elegir y concluir.
Tal vez con tu ausencia, para que sea posible construir y concertar una conciencia de lo que nos falta para conocernos y conmovernos con lo que efectivamente estamos dispuestos a convidar.
Con calma Vestidos del mundo, que desnudarse no puede ser un consuelo o una conmoción.
Que desnudarse es, convulsionar todo nuestro contenido.
Conmigo tengo que converger en el espejo, antes de salir a conjugar verbos.
Ernesto Rugoso.
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