miércoles, 8 de junio de 2011

Entramos en la buenas.

Hoy fuimos a San Telmo, de Palermo por Almagro al cineclub.
Las horas vienen buenas, llenas de recuerdos y de nuevos aires.
Pasa el viento tibio por el balcón, tu voz en la habitación y me dio por desempolvar tus retratos.
Los días se mezclan, se entrelazan, la sutileza musical de la melancolía y del placer.
Hoy fuimos a Urquiza, de Chacarita por Almagro al pubis endemoniado.
Las sensaciones vienen llenas, vibran de deseo y viejos olores.
Pasa la brisa primavera por mi cuello, tu brillo en mis cuadros.
Los destellos de un pasado reciente adornados por mi hoy cadente.
Hoy escucho discos que giran perfectos en mi living, te cantan.
Que lindo es verte en el futón, fantasma simpático.
Hoy me hablaste de mis cosas dulces, y me hacés escribir meloso.
Me tomo esta licencia amigos lectores, hoy mis frases quieren besar labios.

Es que hoy viajamos por un jardín de frutillas ácidas.
Por un destello de anécdotas graciosas, en óptimos acordes menores.
Cansado ya de pintar de gris, salí a reconocer el umbral.
Y sube por mi ascensor el fantasma de esta chica ocurrente.
Me muestra los pies, acordate de besarlos en el sillón V.
Ojos negros tiene la arena de mi rastro en construcción.
Piedras de carbón diría Vestidos, yo digo que escuchemos al mar de noche.

Hay barrios de paso, de turismo de la necesidad.
De tránsito contínuo.
Y barrios de estadío inerte, de jubilaciones obligatorias.
De sillas clavadas en el pasado.

Hay Congreso, y hay Caballito.
Y también está el Puerto. Ahi yo me llamo de otra manera.
Holgura, huelga, hielo, hurto y hache parlante.
Hoy cenamos tango, con guapos y puñales.
Fito tiene miedo sin San Telmo.
Yo te llevé en mi última noche de dos ruedas a Belgrano inundado.
Podría haber sido un paseo de curdas y fue otra cosa. 

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