jueves, 5 de agosto de 2010

Y.


Y es como vos decís.
Para ese entonces yo seré olvidado por ese vestido del 2046.
Ya no tendré este nudo en la sien, tendré otro.
Hoy me salen todas las frases entre signos de interrogación, tengo que intentar detenerlas.
Es un vicio no describir sino preguntar.
Y es como vos decís.
Hay que despegarse de lo que duele. En 2046 espero haberlo intentando.
En esos instantes, en que somos sonrisa hay un encuentro, hay un rincón.
Esa lucidez debe permanecer, pero se emborracha de día y se descompone de noche.
Es un despojo mirarse desde los restos de la instantánea.
Y es como el tacto dice.
Para abrazarte tengo que aprender a tocarte primero.
Vos venís caminando en cámara lenta, pero vas a pasar de largo.
Ahí vive el momento que define la eternidad de un sábado a la noche.
Cuando uno pone música cree que lo hace para acompañar una situación,
pero la música está construyéndola.
Mañana es domingo y espero escucharte cantar. Sino el domingo será más domingo que nunca.
Y es como una bachata negra chocarse con las consecuencias de lo que uno mismo hizo.
Pero vamos chico! Tampoco es que alguien haya muerto, una ruptura tiene rastros de redención.
Es como ella dice.
Y la imagino cantando bajo un olmo, sonriendo feliz. Y espero, o quiero, que su vestido venga con un amor.
Lloremos hoy Vestidos del mundo, que esas lágrimas servirán para hacer más rosados los cachetes del futuro.
Justamente hoy mirando en el espejo, me di cuenta que mis lentes nuevos tapan las marcas de varicela que me acompañan desde los 5 años.
Y si no hay cachetes en 2046, al menos nos quedarán las ganas de imaginarlos.

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