viernes, 24 de septiembre de 2010

La vereda de Ernesto

Desde la primera vez que escuché ese tema, sentí algo particular, como que me imaginaba reflejado.
Con el paso de los años y algunas (bastantes), malas decisiones al fijarme en mujeres, iba cambiando la profesión del padre de “la hija del ...”, hoy la escuché en la calle, un muchacho de un parecido físico novelesco conmigo, la cantaba tirado en la vereda, y hacía ese juego de cambiar los trabajos del supuesto papá. Me detuve, escuché hasta el final su versión maravillosa del tema. Le pregunté su nombre, Ernesto me dijo. Le conté la coincidencia en el juego de los papis, se cagó de risa. Me dijo que era obvio, “porque la letra es tan universal, que algún cabo tenemos que atar”.
Le pregunté qué hacía de su vida, me contó que era escritor, que le gustaba decirles a las pendejas más crédulas que las amaba, porque así las dejaba atar cabos a ellas con sus novios del olvido, y el resto era pan comido. Ahí me reí yo, le narré mi último desamor, y todas las fantasías que ambos, mi novia del olvido y yo, habíamos tejido. Me recordó la frase “que a los ciegos no le gustan los sordos” y ahí, en pleno Almagro profuso, entendí todo.
Me sentía como un niño hablando consigo mismo en diez años. Claro! Exclamé.
Me fui hasta la esquina, le pedí una birra a la Rusa, esa señora tan fría como fascinante. El envase? Ahora te lo traigo. Cuando caminaba de vuelta a la vereda de las revelaciones pensé, que hacía por lo menos tres años que no decía la frase “ahora te traigo el envase”. Todo tan programado, hasta la bolsita con las botellas...
Me senté al lado de Ernesto, le pasé la quilmes, tomó un buen trago y me preguntó si quería escuchar algún tema en particular, le dije que no, que él guiara su recital. Y como quien no quiere renovar la energía del lugar, siguió con Los Redondos, Todo un palo (en la sien...), cuando cantó que lo veamos con mis ojos, frenó y preguntó, y a vos cómo te llaman? Depende, respondí. De nuevo su risa contagiosa, me hizo un brindis con el puño y siguió hasta el final, fue tan completa la interpretación que inclusive llamó a los gatos con silbidos.
Cantamos a dúo, bajamos el litro en dos minutos y cuando me iba a levantar para comprar otra, me dijo: “esta la invito yo, no vayas a creer que este es un concierto pago”, sonreí y me fui de la Rusa cantando. Soy aire en tu mira y te vi salir desnuda sobre el mar.
Se me vino un reflejo encima, los días después de volver de Perú, me sentí así de nuevo, liviano, inmune a las boludeces ajenas y propias. Que rápido me mareo, yo me busco en el fondo, porque en las nubes me sobra el aire.
Y luego pensé en eso de tener que irse de viaje para encontrarse, pero encontrarse con quién? Si en esta vereda que tropecé con Ernesto, era lo mismo...
Cuando volví, él ya no estaba, ni rastros de el muchacho con mis ojos, en la vereda de las baldosas flojas.
Me senté en el mismo lugar. Pensé en ellas, todas ellas mezcladas en una sola sombra diáfana.
Y comprendí que Ernesto estaba tocando en otra parte, y yo estaba pensando en otras veredas.

Me levanté, crucé de vereda y caminé silbando a los gatos. Por primera vez no iba a caminar sobre mis pasos.

La hija del Fletero (?)

La hija del (...), linda, infinita.
Volvió a Madrid, donde parece que es feliz
Ese día me mando al descenso
Recuerdo como su mirada me volteó
Pero dos que se quieres, se dicen cualquier cosa
Ay ! si pudieras recordar sin rencor.
En mi buzón hay un par de cartas suyas
Fueron juntándose y no tengo el valor...
Todavía su amor me da descargas
(nunca tuvo ni higo seco junto a mi)
Pero a los ciegos no les gustan los sordos
Y un corazón no se endurece porque sí
No calentás la misma cama por dos noches
Me reclamaba y no la quise oír
Hice de todo por impresionarla
Y dejé huérfano todo su penar
Pero dos que se quieres, se dicen cualquier cosa
Ay ! si pudieras recordar sin rencor.
No me gustó como nos despedimos
Daban sus labios rocío y no bebí.
Sopa de almejas es todo lo que como
(siempre fui menos que mi reputación).
Pero a los ciegos no les gustan los sordos
Y un corazón no se endurece porque sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario