lunes, 15 de noviembre de 2010

Ana y Otto. Sexto día del viaje.


Otto: Es bueno que las vidas tengan varios círculos, pero la mía, mi vida, solo ha dado la vuelta una vez y no del todo...falta lo más importante.
He escrito tantas veces su nombre dentro. Y aquí, ahora mismo, no puedo cerrar nada. Estoy solo.
Cómo acabará este viaje?

Ana: Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta, estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande. Y eso que las he tenido de muchas clases. Sí, podría contar mi vida uniendo casualidades.
Me encanta que haga frío.
Un beso. Si me oyes, mándame tú otro.

Otto: Mi vida estaba ciega, comprendí que por dejarla ir, me había quedado sin destino.

Ana: Esta noche te espero, mirando al sol.
¡Venga valiente, salta por la ventana!

La casualidad que estábamos esperando…

Otto se quedó de pie mirándola de tal forma que ella sintió que le pedía perdón, por todo. Y así era, porque Otto se prometió en silencio que si ella lo perdonaba, la llevaría a un país en paz, para cuidarla toda la vida.

Nuestros nombres se pueden leer igual, por el principio y por el final…

Los ojos de Ana. Otto en los ojos de Ana.

Mis ojos y vos en ellos.

Cómo acabará este viaje? Salta por la ventana, valiente!

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