sábado, 19 de noviembre de 2011

Veinte años es todo.


Quisiera volver sobre mis pasos y ver a ese nene de ocho años cuando dejaba la infancia para siempre.
Quisiera estar cerca de ese chiquito que daba significados negativos a la belleza que seduce por el hueco de las miradas furtivas.
Quisiera abrazarlo y decirle que no odie ni se perturbe a muerte cuando no pueda entender las cosas horribles que la vida le tenía preparadas.
Quisiera decirle una palabra simple en tremenda soledad y un abrazo de esos que a veces puedo dar.
Quisiera frenar en el momento justo su desconfianza, su incertidumbre, su inseguridad.
Quisiera pero no puedo.
Además si hiciera todo eso, no estaría hoy escribiendo así, de esta manera, lo que quisiera reparar.
Si pudiera volver sobre mis pasos ya no estaría hoy acá. Estaría en otro lado, sería otro tipo.
Y ese chico no me reconocería al llegar después de su viaje de veinte años.

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