miércoles, 20 de octubre de 2010

El primer día del Viaje.

 



 En el rincón de un viejo muro
Totalmente inmóvil
Una araña gorda acecha

Maté una araña
¡Soledad
de noche fría!

Cuando para de cantar
Y vuela Al fin vemos a la cigarra

MASAOKA SHIKI


Hoy es el primer día de este nuevo viaje. Hoy bajé la mochila, no voy a guardar nada aun, pero es bueno tenerla a la vista. Ya se dibuja el horizonte lejos de Almagro, pero en este barrio empieza mi viaje. Los ojos se dieron vuelta para adentro, para aprender a mirar hacia adelante. Los posibles destinos se mezclan, bailan frenéticos, cogen con los ojos bien abiertos. Se aman con todas las luces prendidas, las ventanas abiertas contagian a las vecinas pudorosas. Allá a lo lejos me esperan seres desconocidos, lugares perdidos y voces amistosas y sabias.

Hoy comienza esta aventura, esta odisea melancólica. Ya tengo a mano un cuaderno de viaje que se llenará, rebalsará de cuentos fantásticos. Cuando era chico escribí sobre la prisión del alma y su opuesta y complementaria libertad del alma. Que pierde un hombre cuando deja cosas que no tienen valor alguno?Hay dos ojos imaginarios y negros que me guiarán por veredas fantasmales y rutas desoladas.

La tela de la araña grotezca, casi perfecta cedió, se cortó en una de las puntas y me dejó moverme un poquito. En ese imperceptible cambio vi desde este rincón mugriento la luz que entraba por la ventana. También vi la mirada muerta de mil moscas atrapadas. Parecían hasta contentas de ese descanzo pegajoso, cómodo que antecede a su muerte. Observé con mucho miedo a la gorda araña que desgarraba víctimas sin apuro, mientras comía decía "muchachos, somos todos dueños de nuestro destino, dueños, repetía mientras morfaba sin hambre.

Pero esta historia comienza antes, ya no recuerdo el día que quedé atrapado. Lo cierto es que la dueña de ese supermercado de mártires inconscientes nos hablaba a nosotros sus prisioneros inertes, nos decía que estábamos ahí en su tela por una razón, que si nos sacrificábamos estábamos dando sentido al mundo. Hacía metáforas de máquinas y redes y telas de araña, son dueños, son libres, partes, engranajes, eslabones de este mundo mágico que he tejido para ustedes. Mientras tanto, comía y cagaba. Sonreía, su carisma casi hipnótico (no les voy a negar), me conmovió durante un rato largo.Era contradictorio pero todos los que estábamos atrapados, cazados, creíamos el cuento de la meta compartida, no reflexionábamos. La araña decía, si bueno, yo los voy comiendo, pero me van a negar que no están más calentitos cómodos acá que volando, sufriendo las corrientes del viento impredecible?Yo cada tanto me hamacaba, sentía como una angustia constante de saberme próximo banquete del monstruo, pero como dije antes, no reflexionaba demasiado. Ya había olvidado como era el mundo fuera de la tela, que me acariciaba suavemente mientras me iba atrapando cada vez más hasta dejarme casi sin movimiento. Qué mirada más seductora tenía esa asesina, hasta daban ganas de ser devorado por esos dientes afilados, ser ahorcado por esas garrar peludas y poéticas. Así estuve un tiempo largo, había tenido la suerte de quedar atrapado en uno de los bordes más lejanos de la tela. Lo raro de esa triste comunidad de víctimas, es que nadie se hablaba entre sí, nadie se miraba, todos teníamos la vista puesta allá en el centro, donde nuestro verdugo engordaba cada día más. Yo una mañana me desperté después de soñar que era una polilla atrapada en la red, pero al parir a la mariposa que había crecido toda la noche en mi interior me iba volando, y disfrutaba, me sentía pleno sobrevolando mi baboso hogar, miraba desde arriba a la araña que enloquecía al verme escapar, ya no era dulce ni empática, me mostraba las garras, me acerqué lo suficientepara observar a los mil hijitos que tenía en el vientre, comían las migajas de papá y crecían a pasos agigantados, claro! por eso somos tantos pegoteados, tiene que alimentar a su descendencia, la entendí, aun así mientras la saludaba irónico emprendí un vuelo rasante. Lo más paradójico es que el resto de los insectos atrapados en vez de alegrarse por mi libertad, me insultaban, se enojaban conmigo, le pedían a la araña cazalo! traelo de vuelta! y al moverse tan histéricos se sometían más. Quedaban furiosos pero petrificados esperando su destino terrible.

Así me desperté esa mañana, que justamente es la mañana de hoy. Miré a mis costados y empecé a reconocer a la gente, estaban mis viejos, algunos compañeros de la escuela, otros del laburo. Una profesora de la facultad, dos conductores de televisión. Quise convencerlos que si hacíamos peso para un lado todos juntos, la tela tenía que ceder. Nadie me dio bola, me miraban como a un loco, un niño, un pelotudo. Al principio me enfurecí, trataba de convencerlos, de forjar una escapatoria para todos. Después me agoté, me sentí rendido. Me quedé nuevamente dormido pero solo unos segundos, los suficientes para volver a ser mariposa libre. Desperté con la clave para mi fuga. Ya les conté que estaba agarrado en uno de los límitesde ese sillón de poxiran. Me quedaba poca movilidad y utilicé todas mis fuerzas empujándome hacia el borde, casi no pude moverme, pero quedé con mi mano izquierda afuera de la cárcel. Había visto cientos de veces a la araña recorrer sus condominios, como desfilando por sus invisibles hilos de titiritero caníval. No hacía fuerza para moverse, se resbalaba por la baba. Imitando ese movimiento asqueroso y con mi mano de escribir afuera pude soltarme un poco más. Pero ahí quedé, con un brazo afuera pero eternamente atrapadoLa desolación fue total, cuando entendí que solo no iba a poder. Y peor aun, conciente de que ese baile macabro no era la mejor opción para vivir o morir. Ahí vino mi golpe de suerte, vi acercarse a la mariposa de mi sueño, volando distraída. Le grité con toda mi fuerza. Guarda con la trampa! justo a tiempo para que zafe de caer en la tela, Me sonrío agradecida, tenía los ojos más oscuros y hermosos que jamás había visto, y con un gesto tierno me señaló una de sus alas amarillas. Agarrate de acá pibe, si hacemos fuerza entre los dos te vas a poder soltar.

Y la tela cedió. Me libré de los últimos restos de baba-pegamento y le pegué un grito a la gorda hija de puta esa morfona que estaba reposando panza arriba. Me saludó conteniendo la bronca. Ya vas a volver a caer soretito! miré a todos lados a los prisioneros insomnes, nadie me prestó atención, salvo un pibe que tenía ojos brillosos como de ternura y tristeza, le sonreí, estaba seguro que iba a encontrar la manera de salirse también. Cuando ya estábamos lo suficientemente lejos de las fauces de la araña, me relajé, la mariposa bella volaba con una perfección que me embriagó. Le di las gracias, me devolvió mi alma, me soltó la mano izquierda y me dijo. Volá pibe! aprendé a usar esas cositas multicolores que tenés ahí atrás. La despedí contento, ella se fue por ahí, nos vemos pronto, alcancé a escuchar. Moví mis alas dormidas, torpes y emprendí mi vuelo, que tal vez nos vuelva a cruzar en algún momento.Este viaje que empieza hoy y vaya uno a saber donde terminará.     

Vestido de Ciudad.

1 comentario:

  1. bienvenidas tus alas multicolores al libro de los nietos. presiento que sera el primero de muchos.

    ResponderEliminar